Tal y como acostumbro a hacer siempre tras mi participación en todos y cada uno de los eventos en los cuales participo, hoy tengo el honor de escribir, también con mi habitual sentido del humor, una nueva nota de mi blog. Dedicada nada más y nada menos que al Segundo Congreso Internacional de Entrenadores de Arqueros de Talca (Chile) organizado por Martín Gutiérrez, director de Goleros.
El Congreso de la familia, del amor, de la buena onda, del respeto, la igualdad, del humor, mucho humor y del conocimiento. Tras cerca de 365 días desde aquella primera edición del congreso, en los cuales no hemos podido vernos y en los que el contacto ha sido mínimo, hemos retomado nuestras relaciones allá donde las dejamos tal y como si no hubiera pasado el tiempo para ninguno de nosotros. Todo un lujo con los tiempos de rivalidad, envidias y recelos que existen en nuestro sector.
Durante esta segunda edición del Congreso tuve la oportunidad de ver de nuevo a un tal Gustavo Piñero, entrenador de arqueros de la selección Argentina. Lo hice al segundo día de mi llegada y a eso de las dos de la madrugada. Nos saludamos de abrazo y de beso. Para ser sinceros, la emoción me invadió pues no esperaba verlo con vida. Escuche que tras aterrizar en Santiago sería recogido por el “Tio” y traído por este en automóvil hasta Talca.
Y claro… no saben ustedes como maneja el “tío”; Con una sola mano y a 170 kilómetros por hora. Las escuderías de Ferrari y McLaren se lo rifan. Desayunos exquisitos, zumos de naranja traídos de importación, pizzas y lasañas llegadas desde Italia, frutas tropicales, agua milagrosa y helados que más bien eran manjares, repusieron nuestros cansados cuerpos del largo viaje que tuvimos que realizar para llegar a Talca.
Medalla de Oro para cuatro argentinos que bajo el mando del comandante “Cabeza Cuerpo Chico” (conocido también como Sergio Luna) se metieron 17 horas de coche entre pecho y espalda. Barcos piratas, calaveras, parches y patas de palo también hicieron su aparición en las aguas chilenas. ¡Remar! Gritaba un “flaco” enfurecido, pidiendo lucha, batalla y entrega.
Este año el nivel del congreso se elevó hasta las estratosferas con la llegada de un tal Rapacioli (Presidente de la Asociación italiana de entrenadores de porteros), conocido también como Claudio, que precisó de traductor. Alejandro Saccone hizo las labores con un tono un tanto “golpeado” que no dejó dormir al “tío” durante sus “regulares” traducciones. Comentar al respecto que los ponentes emplearon hasta 3 salas diferentes para sus exposiciones, además de disponer de dos terrenos de juego de hierba natural en un estado exquisito.
La fuerza, la técnica de caída y las reincorporaciones, la coordinación, el juego con el pie, la defensa del remate de “testa” y el retroceso, mucho retroceso, fueron haciendo aparición mientras disfrutábamos de un buen “mate”. Conexiones con la “madre tierra” hicieron también aparición, y los habituales estados de “flow”.
Un servidor probó mates dulces y amargos. ¡Tan solo me faltó el salado!. A pesar de que casi me cortan las manos cuando intenté remover las hierbas del mate como si de disolver un azucarillo se tratara. Perdonen mi ignorancia boludos. Las clases teóricas alcanzaron su climax o momento cumbre cuando un joven venido de “Portugalia”, llamado Ricardo Da Costa Leite, desenfundó un sutil toque de interior que castigó una y otra vez a los arqueros de la Escuela Goleros.
No tuvo piedad. Hasta se llegó a escuchar un: “Ricardo, patea tú desde ahí. Dale con maldad, que te sale bien”, de un prestigioso y conocido profe argentino. Mientras “Cabeza Cuerpo Chico” andaba de aquí para allá controlando todos esos pequeños detalles que para el resto de los mortales pasan desapercibidos. Gran labor la suya. Es más grande que el amor. Gran participación de Perú, que se desplazó al evento en familia y en manada, dejando el país vacío tras su marcha.
Llamaba la atención un profe que parecía cientos de años más joven que el traductor de Rapaccioli. Decían que era por aquello de vivir en las alturas. Y así entre pelotazos, correcciones, y más correcciones, con alguna que otra cabezadita (más producto de alguna cerveza mal cobrada) fuimos debatiendo las diferentes metodologías, a pesar de que ya saben que un servidor no es cautivo de idiomas y de ideologías. En esta edición Bruno y Estéfano hicieron un dúo.
No podía ser de otra manera. “Olvídame y pega la vuelta” de Pimpinela se quedó en nada cuando la pareja del evento saltó al escenario. Llegó el final del Congreso y medalla para todos, pues no hubo ni primeros ni segundos. Tampoco terceros, ni cuartos, ni quintos, pues todos llegamos juntos y unidos a meta a pesar de que cada uno utilizaba el medio de transporte que le venia en gana. Coches, autobuses y barcos piratas fueron los vehículos más utilizados.
Mucho sentido del humor para amenizar las veladas además de alegría, tremenda alegría. En esta ocasión el evento fue clausurado sin corte de pelo final, pues el tupido pelo del profe más novel hacía peligrar la integridad de la “maquinilla”. Hubiéramos necesitado una cortadora de césped y gasolina, mucha gasolina, para alimentarla. El congreso finalizó con una cena de Gala en la finca de los Gutierrez, en la cual se podían llevar, o no, calcetines.
Enternecedor discurso del patriarca en la apertura de la cena citando la verdad, o en su defecto invitando a otros a mostrarla en caso de que no estuvieran de acuerdo con la nuestra. En la clausura, la defensora de la familia fue clara y concisa, y tan solo le falto señalar con el dedo al que pateaba con las dos piernas al conocido “Ejército de las Tinieblas” y llamarlo sacrílego y satanás. Le dije que lo intento, Dios sabe que lo intento. Corrió el aire y la cosa no pasó a mayores.
Las 7.000 hormigas no faltaron a la cena, pero se mantuvieron serenas, tímidas y pacientes en su lugar, que no era otro que el hormiguero. Y así, entre gritos, aplausos, vítores, besos y abrazos, los “profes» abandonaron la finca como tenia que ser y estaba escrito… ¡A lo grande! Aunque para decir la verdad lo hicieron apretados. No hubo drama.
Llegados a este punto que más les puedo decir… Que una vez más el fútbol no fue el fin sino el medio, y que me alegro enormemente de vivir y sentir mi trabajo con esta actitud. Decir que lo personal, una vez más, estuvo a la altura de lo profesional, y que este evento es muy especial en este aspecto. Decirles de nuevo que me alegro de haberlos vuelto a ver y de haberlos conocido, y que ya queda un día menos para la 3º edición del Congreso.
 ¿La frase del día de hoy? “Ser auténtico es ser literalmente su autor, para descubrir sus energías y aspiraciones innatas, y luego encontrar su propia manera de realizarlas” (Warren Bennis). Va por ustedes. Desde Bermeo como siempre con amor mucho amor ese que algunos, solo algunos, conocen como Jon Pascua Ibarrola.
 
Jon Pascua Ibarrola, entrenador de porteros.
Miércoles, 21 de diciembre de 2016 (Bermeo). 
 
Foto: Alejandro Saccone, Sergio Luna alias «cabeza cuerpo chico», un servidor y Ricardo Da costa Leite, dueño y señor de un matador toque sutil de interior (portada y arriba). Todos los participantes del congreso (centro). Durante mi ponencia práctica (junto a estas líneas).