Dani Alves ha vuelto a desatar de nuevo la “Caja de Pandora” con su nuevo vídeo en Instagram en el que imitaba a su novia, la modelo Joana Sanz, citando textualmente un mensaje enviado por esta al futbolista, también a través de las redes sociales, que decía así: “Estoy pasando aquí para dar mucho ánimo a mi cariño. Está muy triste, pero cariño, sólo es un partido de fútbol, no pasa nada, la vida sigue. Tú vales mucho más que esto”.
Reflexionando un poco sobre el asunto y desde la distancia, me atrevería a decir aquello de: Acertado en el mensaje pero quizás desafortunado en las formas. Si bien es verdad que la vida continua, que tan solo fue un partido de fútbol y que hay cosas más importantes en la vida… A veces uno tiene la responsabilidad de cuidar las formas al realizar este tipo de mensajes.
Sobre todo por la crispación que ello puede provocar en todas aquellas personas del entorno que no ven la vida con ese mismo prisma y se sienten incluso ofendidas por la “supuesta” frivolidad con la que el futbolista ha tratado la eliminación de su club, el F.C Barcelona, de la Champions League.
No obstante me declaro fiel amante de la polémica y de la controversia que desatan en los aficionados todo este tipo de declaraciones, por llamarlas de alguna manera, que los jugadores efectúan a través de sus redes sociales. Si tengo que ser sincero, este último mensaje de Dani Alves ataviado con una peluca no tiene ni mi aprobación ni mi condena. ¿Sinceramente? Me es absolutamente indiferente.
Lo entiendo además como una especie de contestación y provocación a todos esos aficionados que se estaban mofando de ciertos jugadores del F.C Barcelona. Mofas, por otro lado, que vienen provocadas por comentarios que han realizado jugadores como Piqué con apariciones estelares en redes sociales como twitter. La intrusión de los jugadores en las redes sociales y su forma de “contestar” a los aficionados genera a veces mucha crispación en el entorno, más que nada porque no estamos acostumbrados a estos “cara a cara” con los jugadores, en el que ellos también tienen la oportunidad de mandarnos al “carajo” a su manera cuando se sienten ofendidos y criticados, mostrándonos con ello que la vida es un carril de doble sentido.
En este tipo de confrontaciones la medalla se la lleva Piqué, haciendo incluso correcciones ortográficas a todos los tweets en los cuales recibe “castigo”.Aunque tengo que decir también que me llaman la atención, me encantan y mucho, los irónicos tweets con los cuales Iker Casillas contesta las malintencionadas críticas de los no amantes de su trabajo. ¡Tiene su punto!
Es más, me interesa mucho más este Casillas que el de hace 5 años.  Nos guste o no, a menudo con ironía, sarcasmo y frivolidad, estos tipos están quitándole un poco de drama al fútbol, algo que por otro lado me parece hasta positivo. Y para ser sinceros; falta nos hacía.
Y ya, puestos a analizar el asunto, me atrevería a decir algo. ¿Sabéis qué? Que hay comportamientos peores que el de Dani Alves con su peluca y su voz de mujer. El de los “trabajadores” de los clubes que se muestran tristes y enfadados tras las derrotas (que no dudo de que lo estén), pero que tienen un nivel muy pobre de compromiso con sus entidades en el trabajo diario y que están acomodados. Y personajes de estos (sin peluca) para ser sinceros, también los hay.
Personalmente prefiero ver a un jugador con su peluca en Instagram tras una derrota, sabiendo que defiende su trabajo con sentido del deber, responsabilidad y ética, que verlo “entre líneas” o en “áreas grises” durante la semana y con cara de “entierro” tras las derrotas.
Quizás uno siendo políticamente correcto, sin implicación ni compromiso, puede que hasta uno sea muy querido, pase desapercibido y se mantenga vivo en esta vida, pero yo sigo rompiendo una lanza a favor de las personas auténticas; las que no fingen ni representan lo que no sienten y que se expresan con libertad donde, como y cuando quieren.
Las que se muestran sin temor a ser descalificadas, las que no negocian lo que son por una mirada de aprobación, las que se aceptan tal y como son (siendo esta la única manera de poder cambiar), las que no viven para complacer a nadie, las que no se engañan a si mismas, y sobre todo las que asumen la responsabilidad por ser lo que son y se reconocen libres de serlo, por decisión propia.¡Aunque nos pese!
Quizás el resto nos tengamos que ir trabajando algo, en nuestro interior, para que esto no nos afecte. O en su defecto para que mostremos la misma valentía para condenar de la misma manera otro tipo de conductas que, en definitiva, son menos beneficiosas para las entidades en las cuales trabajamos pero de las cuales (a pesar de tener conocimiento) preferimos no hablar u omitir comentarios, no vaya a ser que nos vayamos a crear algún enemigo al ir contracorriente.
Qué fácil es criticar públicamente vídeos como estos y, en cambio, cuanta valentía hace falta para mirarle a la cara a un compañero, en cualquier sector y ámbito del trabajo, y decirle en privado: “Es usted un caradura, todo esto le importa un carajo. Vive usted del cuento”. Lo fácil que nos resulta “condenar” lo “evidente” y que complicado se nos hace lidiar con los ladrones de “guante blanco”. En el tiempo que llevo dedicándome a este trabajo, sin ser más digno que nadie, podría decir aquello de que los valores a menudo condenan y te quitan felicidad. ¡Incluso también en la vida!
Y como “curioso” de los comportamientos y actitudes de las personas, y especialmente de los que corresponden al que está escribiendo este artículo: me pregunto ¿ Por qué me importan y me molestan tan poco vídeos como el de Dani Alves y me molestan tanto la falta de compromiso y actitud en el trabajo de los “supervivientes”, los “tapados”, los “correctos” y los “falsos corteses”?
Que vídeos como el de Dani no me molesten ¿Quiere decir que no respeto mi trabajo? Quizás tenga que cambiar también el prisma que utilizo para mirar las cosas, ser políticamente correcto, lanzar andanadas contra este tipo de comportamientos mientras miro para otro lado cuando me cruce con los ladrones de “guante blanco”.
En fin, que tire la primera piedra el que este libre de pecado. ¡Cómo me gustan este tipo de polémicas y las reflexiones que estas me provocan! Desde aquí, decirle a la preciosa (con el mayor de los respetos) novia de Dani Alves que ha estado muy acertada en el mensaje pero que su novio quizás, viendo un poco a lo que estamos habituados, se halla equivocado en las formas. En parte también por aquello de que aún no estamos preparados para tanta sinceridad, tanta frivolidad y tanto sarcasmo.
Y porque no dominamos el difícil arte de leer entre líneas, no somos especialistas en el descifrado de la letra pequeña ni incluso a veces manejamos el de las mayúsculas, quedándonos con los titulares de los artículos sin llegar a descodificar el resto del contenido. No obstante, su aparición en Instagram con una peluca hace que mis pensamientos se muevan en dos direcciones:
O es un tipo al que realmente todo se la trae “floja” (no lo creo) y graba ese vídeo porque le viene en gana, o lo hace porque en su interior siente que su compromiso hacia el club, hacia la entidad y hacia su trabajo le dan “licencia” para expresar lo que piensa, aún sabiendo lo que se le va a venir encima.
Sin conocerlo y haciendo un juicio de valor (algo que no me gusta), me decanto más por esta segunda posibilidad. En fin, como dijo Serafín, mañana será otro día. Hagamos que realmente cuente y merezca la pena porque el tiempo, el único y verdadero tesoro como lo son la dignidad y los sueños (lo dijo en su libro un tal Iriondo), es lo único que no podemos recuperar en esta vida. Y por cierto, he escuchado por ahí que Dani Alves es de esos tipos que se paran el tiempo que haga falta, una vez finalizados los entrenamientos, firmando autógrafos. Lo digo sin más, por comentar. Quizás sea un dato insignificante. ¿La frase del día de hoy? “Nunca creas que lo evidente es la verdad” (Anónimo). Dani Alves, con peluca o sin peluca, genio y figura hasta la sepultura. Desde Filipinas, un país donde el fútbol no es tan importante como lo es la vida, sin peluca y como siempre con amor, mucho amor, Jon Pascua Ibarrola, un bermeano amante de su trabajo y enamorado, cada vez más, de la vida.
 
Jon Pascua Ibarrola
Manila (Filipinas), jueves 21 de abril de 2016