Tras algo más de un año alejado del continente africano me encuentro de nuevo disfrutando de Sudáfrica, el país que tanto me ha dado y el que fue mi hogar durante cinco exigentes, duros, entrañables, emocionantes y maravillosos años de mi vida. Una nación que engancha tanto como desgasta y que provoca sensaciones tan contrastadas como lo es su cultura.

 

El pasado martes 1 de agosto de 2016, después de mucho tiempo, tuve la oportunidad de pisar de nuevo el “Pais de Nunca Jamás”, el “Reino de los Cielos”. Nombres, ambos, que utilizaba para referirme al país de Mandela durante mi larga aventura en un país también conocido como “The Rainbow Nation” (La Nación Arcoíris) debido a su gran diversidad cultural y racial.

 

Siempre estaré agradecido por todo lo que me han dado. Más bien, para ser sinceros, por todo lo que provocaron. Agradecido a un entorno que me ayudó a crecer como entrenador y la vez, durante el proceso, a entenderme a mi mismo y poder así modelar la que pensé debería de ser mi filosofía de trabajo y de vida.

 

Ese es el mayor de los legados que este país me ha otorgado, que es en definitiva similar al que yo les ofrecí, deportivamente hablando, con mi particular estilo de trabajo donde “happiness” and “Love” eran palabras que se escuchaban en los campos de entrenamiento a diario. La estancia, esta vez, será algo más corta, pero intensa y emocionante como lo es este país y este continente.

 

¿La frase del día de hoy? “Mirar hacia atrás no debe ser una forma nostálgica de querer volver sino una mejor manera de conocer lo que está siendo, para construir mejor el futuro” (Paulo Freire). Desde algún lugar de Sudáfrica y el continente africano como siempre con amor, mucho amor aquel llamaban el “Goalkeeper Coach” de Sundowns, conocido por algunos, solo por algunos, como Jon Pascua Ibarrola.