Un año más sigo fiel a la cita de mi particular aniversario y hoy lunes 25 de julio de 2016 cumplo 44 años. Una vez más, toca actualizar el sistema y pasar de la versión 4.3 a la 4.4, mucho más intuitiva, inteligente y moderna. Con el inicio de este día he dado fin a mi año número 43 de vida, el año en el que seguramente más he aprendido de mí mismo.
Un año interesante, en el que me tuve que distanciar de África para intentar buscar un hueco en un fútbol profesional español que todavía se me sigue resistiendo. Un año que prácticamente lo he pasado en blanco, laboralmente hablando, pero que me ha traído la felicidad que en muchas ocasiones el fútbol me quita. Un año en el que pensé que lo que quería era estar en casa, tranquilo y asentado, pero que a la mínima me puso frente a la cara la esencia de lo que es mi estilo y mi filosofía de vida.
Un año en el que tuve tan claro que abandonaba Sudáfrica para volver y asentarme en España, como seguro estaba de aceptar la oferta de la selección de Filipinas con objeto de disfrutar de una nueva aventura a pesar de que volví para justo hacer lo contrario; asentarme en casa. Un año que me ha enseñado, y del que he aprendido, a no esperar nada que no dependa exclusivamente de mí.
El año de las cero expectativas y de disfrutar realmente de la esencia de lo que es la vida. El año en el que más me he alejado de mi trabajo y en el que, paradójicamente, más me he acercado a mismo. Y ahora toca vivir un año más, el número 44, y hacerlo de una forma auténtica y plena siendo fiel a mi mismo y además, tal y como dice una canción.. en todas partes.
Un año en el que de nuevo aceptaré vivir esos altibajos emocionales que son el precio de disfrutar de una vida plena y auténtica en lugar de plana e insignificante. Y lo haré por aquello de que la vida es una aventura atrevida o es nada. Un año, el 44, en el que de nuevo tendré razones para dar las gracias y en el que sin tener todo lo que quiero seguro que tendré todo lo que necesito. Un año, mi 44, que quiero volver a disfrutar con salud, y que espero que los míos puedan hacerlo también de la misma manera.
Y un año que me regalará el más grande de los tesoros: el tiempo. Nada menos que 365 días para caminar hacia el frente mientras colecciono momentos, emociones y recuerdos. 8760 horas para vivir como me da la gana, pero respetando los principios de libertad de los demás tanto como respeto los míos. 525.600 minutos para ser honesto conmigo mismo. 31.536.000 segundos que no puedo desaprovechar. Un tiempo realmente divino en el que de nuevo, asumiré la responsabilidad de ser lo que soy y me reconoceré libre de serlo. ¿La frase del día de hoy? “Al final, lo que importa no son los años de vida, sino la vida de los años” (Abraham Lincoln). ¿La canción de hoy? “Here I go again”, de Whitesnake. Desde la República Independiente de Bermeo como siempre con amor mucho amor el “Profe”, también conocido por algunos, solo por algunos, como Jon Pascua Ibarrola.