Tras disfrutar de unas vacaciones largas e intensas como ninguna ya estoy de nuevo en Manila, capital de Filipinas, para trabajar con su selección nacional en el actual periodo de fechas FIFA. Prácticamente han sido 22 las horas de trayecto (descontando las 6 horas de diferencia horaria) y el tiempo empleado en cubrir una ruta en la cual he realizado dos escalas y embarcado en tres aviones. Bilbao – Barcelona, Barcelona – Doha, y Doha – Manila ha sido el itinerario.
Salida del aeropuerto de Bilbao a las 18:50 del jueves 25 de agosto y llegada a la capital filipina a las 22:50 de la noche del viernes 26. Tras mi llegada al hotel a las 24:00 horas de la noche de ayer apenas he tenido tiempo para deshacer las maletas y descansar un rato pues a las 05:00 de hoy sábado ya estaba en las instalaciones de entrenamiento preparando la sesión que iba a dar comienzo a las 06:00. Ni aclimatación al cambio horario, ni “jet lag” ni gaitas ¡Directo al trabajo!.
Aunque para ser sincero tengo que decir que las 06:00 horas son el horario perfecto si queremos librarnos de un sol que entrada la mañana pega muy duro. Todo lo que sea entrenar con luz solar fuera de esa franja horaria supone trabajar a más de 30 grados. Y si a esto le añadimos la humedad y que el terreno de juego en el cual entrenamos es de hierba artificial, os podéis hacer una idea de la temperatura con todo ese calor que se va acumulando en el caucho.
En un principio la idea era que durante estas fechas FIFA los Azkals, nombre con el que se conoce a la selección de Filipinas, disputaran dos partidos amistosos; el primero de ellos como locales el próximo viernes 2 de septiembre en Manila frente a Turkmenistán y el segundo como visitantes el martes día 6, también de este mes, en Kirguistán.
Finalmente, tan solo disputaremos un partido, el de Kirguistán, debido a que el primero de los encuentros ha sido suspendido. Así pues este stage de concentración con la selección nacional me dará la oportunidad de conocer un nuevo país del que no tenía referencias y del que tuve que hacer búsqueda en google para saber su localización exacta.
Si el anterior pasaporte no tenía ni un solo hueco para sumar un sello el actual ha cogido el testigo y sigue por el mismo camino. En apenas 15 días son ya 3 los continentes que he pisado. Llega un momento en que coger un avión y estar montado en él durante más de 10 horas le parece a uno hasta habitual. No esta nada mal para alguien que hasta los 31 años no había montado nunca en un avión.
Bueno, para ser sinceros si, pues anteriormente ya había subido a muchos de ellos para cargar y descargar sus maletas cuando trabajaba como operario de rampa en el aeropuerto de Bilbao. Aunque claro, la parte del avión en la cual montaba eran sus bodegas, en las cuales hacia unos espectaculares “puzzles” o “tetris” con las maletas.
A menudo, cuando voy y vengo de mis viajes, me encuentro con algunos de los que fueron mis compañeros de trabajo y me vienen a la memoria grandes recuerdos. La verdad es que era un trabajo que me gustaba, sobre todo por el ambiente que se respiraba entre los compañeros.
Eso si, frío en invierno y calor en verano, con horarios a turnos en los cuales no había ni sábados, ni domingos, ni festivos. Más o menos como en el fútbol, aunque ni que decir tienen que esto lo hago por vocación y descargar las maletas lo hacia por necesidad. De algo había que vivir hasta conseguir un contrato profesional en el mundo del fútbol.
Así pues todo en orden a mi llegada a Filipinas y primera jornada de trabajo realizada con sueño, pero ilusión, mucha ilusión. ¿La frase del día de hoy? “Dichoso el que gustan las dulzuras del trabajo sin ser su esclavo” (Benito Pérez Galdós).
Tal y como dijo Boris Leonídovich Pasternak: “El trabajo ayuda siempre, puesto que trabajar no es realizar lo que uno imaginaba, sino descubrir lo que uno tiene dentro”. Desde Manila (Filipinas) como siempre con amor mucho amor el “Profe”, también conocido por algunos, solo por algunos como Jon Pascua Ibarrola.
Foto: En el aeropuerto de Bilbao antes de la salida (portada y arriba). Vista parcial del avión y del espectacular atardecer instantes antes de volar rumbo a Barcelona (sobre estas líneas).