Los pilares de mi método de trabajo: la preparación física (3ª parte)

El tercero de los cuatro artículos dedicados a los pilares que sustentan mi modelo de trabajo. Escrito y publicado durante mi etapa de cinco años (2010/2015) en el fútbol sudafricano.

Otro de los pilares sobre los cuales se asientan mi modelo de entrenamiento y mi metodología de trabajo es la preparación física; la parte del entrenamiento orientada a la optimización y desarrollo de  las cualidades físicas del portero. Unas cualidades que a menudo vienen condicionadas por sus aptitudes naturales pero, que al igual que las técnicas, siempre son mejorables.

El objetivo de la preparación física, tal y como lo es del resto de los pilares de entrenamiento, es el de obtener el máximo rendimiento de los porteros en combinación con otros aspectos fundamentales como la calidad técnica (algo de lo que hablamos en la segunda parte de este artículo) y la inteligencia táctica (de la cual hablaremos en el siguiente).

Una preparación física que está al servicio de la calidad técnica y la inteligencia táctica, y que posee también un importantísimo “rol” y un papel fundamental dentro de lo que es mi metodología de trabajo. Tal y como he dicho anteriormente, a pesar de que cada portero posee unas cualidades físicas innatas, este aspecto nunca está reñido con la optimización y mejora de esas cualidades condicionales que vienen de “serie” en cada individuo.

Creo además en la preparación física como medio fundamental o herramienta indispensable para la mejora de la técnica, sobre todo a través de una cualidad tan importante como la coordinación que es, en definitiva, la que controla y regula todos nuestros movimientos. Cualidades como la velocidad y la fuerza no nos serán nada útiles si no tenemos capacidad para controlar nuestros movimientos al hacer un determinado gesto, y es ahí donde entran en acción otras como la coordinación y el equilibrio, indispensables para la mejora de otra importantísima cualidad, la agilidad.

En cuanto a las cualidades físicas más trabajadas, dejando a un lado las cualidades motrices coordinativas (si entendemos como tales la coordinación y el equilibrio) nombraría la fuerza y la velocidad, indispensables en una demarcación de características tan específicas como la del portero. Todos estos aspectos son los que fundamentalmente forman la base que sustenta el entrenamiento de la preparación física dentro de lo que es mi modelo de trabajo.

La resistencia es otra de las cualidades necesarias, pero tan sólo al servicio de las demás; cuanto más tiempo tarde en aparecer la fatiga, más tiempo me conceden para la mejora de otras cualidades y contenidos técnicos y tácticos del entrenamiento.

No soy preparador físico, ni tengo estudios sobre ello, como tampoco soy licenciado en fundamentos técnicos del portero de fútbol (a pesar de haber escrito un libro sobre ello), razón por la cual lo que fundamentalmente me guía es el “sentido común” que a veces, por cierto, es el menos común de los sentidos.

Por otro lado, he tenido oportunidad de trabajar con gente muy brillante de gran experiencia y amplio curriculum dentro de lo que es la preparación física, y esto me ha dado la oportunidad de poder observar, y con ello aprender y generar, un humilde y básico conocimiento en este ámbito del entrenamiento.

Para terminar me gustaría añadir que la preparación física es un área del entrenamiento de la cual siempre estoy muy preocupado, y que gracias a la ayuda de toda esa gente brillante con la cual he tenido la oportunidad de trabajar he podido construir mi propio modelo de entrenamiento en el aspecto condicional. Un modelo básico y sencillo pero a la vez efectivo, que con el paso del tiempo se ha convertido también en uno de los grandes pilares de mi método de trabajo.

Sudáfrica, 16 de abril de 2013.